martes, 14 de julio de 2009

Una visión sapiencial del universo: las enseñanzas perennes de San Buenaventura - En la festividad del "Doctor seráfico"

Vitrales de la Catedral de Notre Dame de Paris, irradiando armonía, luz y variado colorido - Llegar a conocer y amar a Dios a través de la belleza de los seres creados, y orientar la sociedad en base a lo bueno, verdadero y bello. fue la esencia de la cristiandad medieval. Son éstos fundamentos de valor perenne para la reedificación de la civilización cristiana auspiciada por San Pío X, la que, en la Edad Media -de acuerdo a León XIII- "dio frutos superiores a toda esperanza", en cuya concepción sobresalió la filosofía de San Buenaventura. Hombres embebidos de esos principios y de ese espíritu podrían generar una sociedad católica renovada, continuando el ascenso iniciado en tiempos de la escolástica.

SAN BUENAVENTURA, Un Santo para hoy
San Buenaventura vivió en la Edad Media, gloriosa época en que -enseñan los Papas- la filosofía del Evangelio gobernaba las naciones. Se realizó entonces -de acuerdo a las posibilidades y limitaciones de ese momento histórico- una verdadera civilización cristiana.
Florecieron santos en todas las esferas de la sociedad, señaladamente entre los que gobernaban la Iglesia y el Estado: papas, obispos, reyes, príncipes...
Surgieron grandes Ordenes Religiosas: benedictinos, cistercienses, dominicos, franciscanos -a cuyas filas pertenecía el Santo. Obedeciendo al llamado del Vicario de Cristo, los caballeros católicos organizaron con valentía y sacrificio las Cruzadas, para defender la Cristiandad contra los enemigos de la Fe. Se formó una verdadera cultura católica, que alcanzó su máxima expresión en las enseñanzas de San Buenaventura y de Santo Tomás de Aquino, reflejándose magníficamente en las catedrales góticas, con sus agujas que se pierden en lo alto, y en los vitrales de todos colores, iluminados por la luz del sol, representando con gloria y encanto los misterios de la Fe.
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Para los medievales, al contemplar la belleza de los seres creados, el alma se eleva a Dios. Un cielo estrellado, la grandeza del mar, un amanecer, una piedra preciosa, una flor, la majestad de un león, la delicadeza de un cisne, una obra de arte, una música armoniosa, la profundidad de un alma embebida de lo maravilloso... son ejemplos de la belleza de las criaturas, que constituyen la imagen más evidente del propio Dios.
San Buenaventura decía que el alma de la persona que contempla la belleza de la creación, con amor a Dios, es como un espejo donde se reflejan el mundo, los ángeles y Dios. Y hay en ella maravillosas luces y maravillosa belleza, admirable armonía, total belleza y altísimo orden (cf. "Hexameron", apud Miguel Beccar Varela en San Buenaventura, Doctor para el Reino de María, Revista "Catolicismo", nº 536, artículo que sirvió de base para estas notas).
Para el “Doctor Seráfico”, como es llamado, el que admira la belleza de los seres creados sin hacer un acto de fe y de amor a Dios, cae en la ceguera y en el pecado.
En su enseñanza hay un maravilloso equilibrio entre la razón y la admiración. El no aceptaba el puro razonamiento sin entusiasmo por la verdad, el bien y la belleza.
Esto debería haber abierto un nuevo camino para la ciencia, la filosofía, la enseñanza y el saber. Pero vino el Renacimiento, que tomando un camino opuesto al de San Buenaventura, destronó a Dios del arte, puso al hombre en el centro de todo y quiso utilizar la belleza sólo para satisfacer sus apetitos sensuales. Al mismo tiempo, Lutero y las sectas protestantes también combatieron la belleza de las ceremonias religiosas, las procesiones, la música sacra, el culto al Ssmo. Sacramento, a la Virgen y a los santos, convirtiendo sus templos en lugares fríos y feos, sin nada de sobrenatural, paredes desnudas para oir "la palabra" de sus predicadores.
Estas tendencias de la Revolución anticristiana* se ampliaron aún más con la Revolución Francesa y luego con el comunismo, preparando el mundo para aberraciones como el hippismo, el punk y las modas surgidas de la “revolución de la Sorbona”, de mayo del 68.
Se estableció así un nuevo modelo humano tendiente al miserabilismo, donde la belleza, la elegancia, la armonía, la suavidad, la pureza son pisoteadas en medio del "éxtasis" de la droga, el rock y hasta de la invocación al demonio... Es la revolución cultural o la contra-cultura, que se difunde a través de medios masivos de comunicación, especialmente la TV.
Esto explica el papel de San Buenaventura en nuestros días. Pues la Virgen (de la que era ardiente devoto), anunció en Fátima, en 1917, el triunfo de su Inmaculado Corazón. Este triunfo de Aquella que es, en toda la fuerza del término, Reina de los Corazones y Aplastadora de las Herejías, implica el restablecimiento de una verdadera cultura y civilización católicas; esto sólo será posible cuando los hombres, iluminados por las grandes gracias del Secreto de María, abran enteramente su alma para lo bello y lo maravilloso y rechacen decididamente lo torpe, lo inmoral, lo intencionalmente feo y grotesco, lo impuro y lo satánico.
San Buenaventura nos llama a emprender una nueva cruzada de fe y belleza que será la gloria del siglo XXI, cuando se establezca el Reino de María sobre las ruinas abyectas de la revolución anticristiana.

14 de julio en el Noroeste argentino
En las coloridas Fiestas Patronales de San Buenaventura, de Vichigasta, Valle de Famatina, La Rioja, se vive cada año una expresiva muestra de fe y tradición católica; le pedimos al Patrono que, con su poderosa intercesión, obtenga cuanto antes el triunfo del bien que él predijo en su obra "Hexameron".

Todo el Norte fue evangelizado por San Francisco Solano, que tenía una especial devoción por San Buenaventura, franciscano, como él. Su espiritualidad, su salida al jardín del convento "para buscar argumentos" en los pájaros, las flores, la música de su "violín milagrero", la armonía del universo, es profundamente afín a la doctrina del Doctor Seráfico, en cuya festividad entregó su alma el gran misionero, de quien un autor argentino escribió un estudio titulado "El apostolado medieval de San Francisco Solano".
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* Sobre este proceso ver la magistral obra Revolución y Contra-Revolución, de Plinio Corrêa de Oliveira,
http://rcr-una-obra-clave.blogspot.com/


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Reproducido de: BOLETÍN "EL ALFÉREZ" - Julio de 1998 - Sañogasta – La Rioja - Argentina

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