lunes, 14 de marzo de 2016

ISORA, FRAY AIMÓN Y LA CRUZ QUE MIRA AL SALIENTE - Boletín EL ALFEREZ Nº 3/16










Foto antigua de la Cruz del Padre Aimón (ver más abajo)
Boletin “el alferez” – SAÑOGASTA -  marzo  de  2016

ISORA,  FRAY  AIMÓN  Y  LA CRUZ  QUE MIRA AL SALIENTE
Sañogasta, Semana Santa de 2016
“Me confesé por primera vez con un sacerdote muy santo que vino, el Padre  Aimón, porque antes no me sentía llamada a hacerlo con ninguno…”. 
Isora Ocampo (Sor Leonor de Santa María O.P.), monja sañogasteña con proceso de canonización en curso – Monasterio de Santa Catalina (Córdoba)
Son recuerdos de infancia de  Isora María del Tránsito Ocampo, sañogasteña que desde niña comprendía las verdades de la Fe y la Historia Sagrada,  gustaba  de la oración, el silencio y el sosiego.
A los 26 años entró en el Monasterio de Santa Catalina, en Córdoba,  como religiosa de clausura, adoptando el nombre de Sor Leonor de Santa María. Posteriormente escribió sus memorias por orden de su confesor, que advirtió su santidad. En ellas  evoca la ocasión, tan importante, de su primera confesión, como leemos en el inicio de estas notas.
La cruz protectora que el Padre Aimón plantara en 1850 en el Alto de la Iglesia, foto antigua publicada en “La Rioja – El color en la inmensidad”, de Pablo A. Fontán, Direcc. de Cultura y Turismo, 1946.
La histórica cruz en la actualidad (2016)
Década de los años 1840: Isora, hija del conocido político  Amaranto Ocampo y de Solana Brizuela y Doria, nació en “La Pampa”, puesto de cría de hacienda en el Famatina. Fue refugio de su madre con sus hijos menores, para darla a luz un 15 de agosto, día del “Transito de la Virgen al Cielo”, en 1841.
La persecución en esa época de guerras civiles era terrible; asesinaron a su abuelo don Ramón en la Sierra de Vilgo y doña Solana debió peregrinar para rescatar a dos hijos secuestrados. Hija única, debió hacerse cargo del Mayorazgo de San Sebastián de Sañogasta ante la muerte de su padre. Por su salud quebrantada falleció; Isora de 8 años, vivía con sus hermanos en la casa grande de El Bajo de la Iglesia.
Un día llegó el Padre José Aimón. Lo recibieron en la casa. Isora lo atendía; conversaban sobre los santos, el Cielo, la Virgen María, los ángeles. ¡Tenían fibra de héroes católicos! El venía exiliado de España por una ley inicua que expulsaba a los religiosos. Llegó a Chile y pasó a Mendoza. Por su gran devoción a la Pasión del Señor construía calvarios. En La Carrodilla, para ayudar la obra, daba por penitencia horas de trabajo. Siguió camino hacia el oeste riojano, aunque los feligreses temían por su salud. Les


El Padre Aimón, evocado en un dibujo
prometió que si Dios lo llamaba, les enviaría un mensaje. Y se despidió.
Caminando o en mula recorrió su nuevo destino dejando su prédica y halo de santidad. Al pie de la Cuesta, en Aicuña,  construyó otro calvario en un alto magnífico, ideal para alabar al Creador de la grandeza de los cerros, de la belleza del paisaje con  cielos azules y dorados, y la tierra rojiza. Está de pie y los rezos de la Vía Sacra se hacen con devoción.
Año 1850: caminando, llegó a Sañogasta, como lo cuenta Isora.  En El Alto,  en la iglesia centenaria de la Virgen de la Candelaria y San Sebastián, nos quedó el recuerdo del Padre en la Cruz de algarrobo que –a ejemplo de San Francisco Solano- plantó frente a la puerta principal, mirando hacia el saliente, testigo silencioso del calvario que construyó, pero no llegó a nuestros días. El santo misionero se quedó largo tiempo, ¡porque tenía mucho que hacer! 
Encontró que la Iglesia de San Sebastián, hecha por Pedro Nicolás de Brizuela en 1640, “Vice Parroquia del Curato de Famatina”, con su galería de arcos mirando al norte, estaba intacta.  Don Ramón, abuelo de Isora, había iniciado la construcción de una nave mayor, ya  casi terminada, y la galería de arcos que abren hacia el sur, con las paredes a la altura de un metro.
Una ceremonia llena de significado: los Alféreces a caballo honran la cruz del Padre Aimón (1850), mientras hacen la venia al Santísimo Sacramento frente a la puerta principal de la Iglesia (3 de febrero de 2016)
Este sañogasteño, ex gobernador de La Rioja que diera la autonomía a la provincia en1815, había sido asesinado por fuerzas adictas al gobierno de  Rosas, en la Sierra de Vilgo. en el año 41. La gente de la hacienda lo rescató y, envuelto en un cuero vacuno, lo enterraron en la galería antigua de la Iglesia. Las persecuciones eran constantes  y don Amaranto, su yerno, seguía exiliado. Los trabajos en la Iglesia quedaron interrumpidos.  El Padre Aimón se quedó para impulsar la terminación.  Su  apostolado no paraba en el pueblo y apuntalaba moralmente a la familia que lo hospedaba.
Cuando la obra estuvo terminada, se despidió. Llegó a Famatina, donde quedaron tradiciones orales, porque los milagros del Padre Aimón eran notorios.   Al igual que San Francisco, tenía un notable dominio sobre la naturaleza. Era tan grande su sacralidad en las ceremonias religiosas y su amor al Santísimo Sacramento, que cuando celebraba la Misa, en el momento  de la consagración entraba en éxtasis; se elevaba y quedaba suspendido en el aire por algunos minutos; contagiados por tal fervor sobrenatural, los feligreses sentían la Presencia de Dios y nunca lo olvidaron.
Un toro bravo se había escapado del corral, y bufando furioso volteaba y lastimaba a quienes encontraba. Escuchando el bullicio, salió de la Iglesia y vio al animal enfurecido en la plaza. Cruzó, se le acercó, la gente desesperada creía que lo verían  destrozado; levantando la Cruz de su rosario y mirándolo fijo el Padre le mandó obediencia. Pidió que lo ataran y llevaran a su corral; el toro mansamente se dejó conducir.
Su viaje continuó hacia Catamarca, hasta la misión franciscana de Ambato. El Padre llegó y se instaló. Construyó otro calvario en la “Chacrita de los Padres”. La senda sube por una lomada con capillitas blancas que tienen la belleza de lo simple y auténtico. Flota en el ambiente la sacralidad que imprimía a todas sus obras por la Gracia de Dios.
Un día, en La Carrodilla,  las campanas tocaron a duelo. ¡Nadie había en el campanario!  Los fieles entendieron: “el padre Aimón murió, nos está mandando su mensaje de despedida”.  Rezaron por él, hicieron funerales y conservan su recuerdo venerable y las estaciones del via crucis.  Aicuña también mantiene el tesoro de su calvario.  En Sañogasta está de pie la Cruz  del Padre Aimón y la galería de la Iglesia mirando hacia el sur, que él se empeñó en terminar.  Debemos venerar esa bendita Cruz, que comienza a dar señales de los vientos, los soles y el tiempo. Frente a ella también rezó de rodillas Isora, la devota niña, futura monja, que dejó testimonios escritos sobre su vida, y su proceso de beatificación está en curso en el Vaticano.
La Cruz plantada frente a la  Iglesia reunió  dos vidas santas en Sañogasta y nos trae el mensaje de Fe y devoción de una Sierva de Dios  y de un fogoso misionero. Cada año, en las fiestas patronales del pueblo, los alféreces a caballo galopan alrededor de la Cruz que mira hacia el saliente, para rendir homenaje a esta reliquia protectora, al Santísimo Sacramento y a los Santos Patronos. Es parte imprescindible de nuestra tradición ancestral.
FUENTES
Libro de visitas pastorales de la Parroquia de Chilecito con antecedentes de la ampliación de la Iglesia de San Sebastián de Sañogasta en 1850; archivo parroquial de Chilecito.
Dr. Gilberto Vega: “Fray José Aimón: un santo en el oeste riojano”, artículo publicado en el diario “El Independiente”, el 12/VI/1994, pag. 8/9,  basado en publicaciones varias del diario Los Andes de Mendoza y otras fuentes citadas.
Dr. Armando Ocampo: “La Capilla de San Sebastián de Sañogasta”, artículo publicado en la Revista de Historia y Letras de La Rioja, N° II, año II, 1943; incluye fotos de antiguos documentos con su correspondiente transcripción.
Sor Leonor de Santa María Ocampo, O P: “Memorias”, copia fiel del original de sus manuscritos, con certificación, cuyo original se encuentra en el Convento de Santa Catalina en Córdoba.
Fray Justo Fernández Alvarez O P: “Un Monasterio y un alma”, incluye las “Memorias” de Sor Leonor; Córdoba,  1940 (no figura editora)
Sra. Carmen Sierra de Boleas: relatos escritos inéditos, y versiones transmitidas oralmente en Famatina sobre el Padre José Aimón.
Tradición oral de la familia Brizuela y Doria.

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BOLETIN “EL ALFEREZ”
Sañogasta – La Rioja
Nº 3/16 - Marzo de 2016
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